Rodrigo Arcos: “A los colegas: siempre tienen que ser el mejor en lo que hacen”.
Testimonio
“Soy Rodrigo Arcos Toro, supervisor de plantas de Masisa Cabrero, Masisa San Pedro, Central Aes Gener y Central Santa Lidia, en Cabrero. También soy bombero, pertenezco a la 8va. Compañía de Bomberos de Concepción y fui quien salvó al pudú de los incendios forestales que ocurrieron este verano.
Me emocioné mucho cuando me supe que había ganado el Premio Propósito en los Securitas Awards de Chile. Me sentí súper feliz, porque nunca me habían entregado un premio tan importante. Ni siquiera en Bomberos. Y mi emoción fue mayor cuando me vi como ganador del Premio al Servicio en los Securitas Awards Internacional. Me sentí orgulloso de ser chileno y de representar a Securitas.
Servir a otras personas es una parte de mí. Siento el deber de ayudar a otras personas. Si no fuera bombero, lo haría igual quizás en alguna organización voluntaria. Creo que todo esto lo adquirí de mi abuela Teolinda, con quien me crie y ha sido mi referente y la persona más importante en mi vida.
Llevo casi 11 años en Securitas y al postular, venía de una empresa de Retail donde trabajé durante 20 años. Ahí las cosas ya no daban para más, así que entré como guardia de seguridad con tres metas en mente: comprarme un departamento, una camioneta y un campo, jajaja. Y lo he logrado todo gracias a las oportunidades que me han brindado para crecer dentro de Securitas. Ese mismo enfoque tuve cuando quise ser bombero.
Cuando era niño, acompañaba a mi abuelita al cementerio y la micro que nos llevaba se detenía justo en la esquina de Prat (Concepción) donde había un cuartel de bomberos en ese tiempo. Nadie de mi familia era bombero, a mí simplemente me gustaba el camión rojo que veía. Un día le pedí a mi abuela que nos bajáramos a conocerlo y le chofer del camión me mostró cómo era por dentro. Yo quedé alucinando.
A mis 14 años me fui a presentar al cuartel y durante 4 años fui bombero a escondidas. Bueno, después se enteraron porque justo hubo un incendio al frente de mi casa y tuve que ir. Para qué mencionar el asombro de mi abuela cuando me vio arriba del techo. Casi se infartó, jejejé.
En los incendios forestales de febrero de este año, a la primera hora y media de trabajo nos encontramos con el pudú, en el sector de Juan Chico, entre Concepción y Florida. Yo no lo había visto, lo vio un compañero, Jorge Briones. Le dije que teníamos que ir a buscarlo, así que salté un cerco y fui en su búsqueda. Nunca había estado tan cerca de un pudú, es muy esquivo. Me quedé tranquilo, esperando, para que no se asustara más. Cuando el fuego lo fue cercando, él se arrimó a mí tranquilito, como un perrito. Me agaché, lo acaricié, lo abracé y lo levanté para sacarlo, cuando el fuego ya casi estaba encima nuestro. Y esa es la foto que apareció en la prensa, y que la sacó Jorge cuando me estaba aproximando al cerco para entregarlo a mis compañeros de brigada.
Salir en la prensa nos ayudó bastante, estábamos todos felices porque necesitábamos una vitrina, que fueran otras personas además de los animalistas, quienes valoraran el trabajo que hacemos.
Muchas personas que son bomberos me han dicho que son Voluntarios gracias a mí y me da un poco de vergüenza que me lo digan, jejejé. No sé, tal vez empecé a marcar la diferencia. En mi familia, por ejemplo, nadie era bombero hasta que yo me convertí en uno. Después me siguieron mis cinco hermanos, mis dos hijos, y tres o cuatro primos más.
Cuando nació mi hijo mayor, lo fui a presentar al cuartel y en cuanto aprendió a escribir, a eso de los 6 años, envió una carta diciendo que era hijo del bombero Rodrigo Arcos y que quería ser voluntario. Hoy tiene 33 años, es antropólogo y trabaja en la Junta Nacional de Bomberos como Gestor Cultural. Está fundando el primer Museo Nacional de Bomberos de Chile.
A mí me gusta ayudar, me nace; me da pena que la gente esté sufriendo y no tengo problemas en ponerme en el lugar de otro que lo esté pasando mal. Así como mi abuelita fue mi referente, hoy me gustaría ser referente de mi nieta Mía Isabela. Tiene 5 años y aún no sabe pronunciar mi nombre. En su voz de guagua me dice “El abuelo del Campo”, porque vivo en el campo, jajaja. Lo primero que hice fue enseñarle a plantar árboles y le gusta.
Como supervisor, hace tres semanas me designaron las instalaciones de la provincia del Biobío y el equipo me está recién conociendo. Para mí es bien importante el ambiente de trabajo, así que de a poquito me estoy ganando su confianza, las personas ya me están contando sus cosas, sus problemas, sus expectativas con el trabajo y sus miedos también.
A ellos los animo a hacer lo mejor. Siempre les digo que hagan lo hagan, siempre tienen que ser el mejor en lo que hacen. Como guardia que fui, la gente mira muy en menos ese trabajo, pero es importantísimo y hay que hacerlo bien. A las personas hay que darle refuerzo positivo para que se desarrollen bien, y espero aportar en eso.
Estoy muy orgulloso de ser parte de Securitas, ya me veo jubilando acá, jejejé. La estabilidad es lo más importante para mí y es algo que Securitas me ha entregado.”