Palabras limitantes —elije tus palabras con cuidado para transformar tu forma de pensar (y tu éxito)

Publicado el 7 Sep 2022, En #comunicaciones

Nacional.- Con demasiada frecuencia, nuestras palabras sientan las bases de nuestro éxito o nuestro fracaso en la vida.

 

Nuestras experiencias conducen a nuestras creencias. Nuestras creencias conducen a nuestras acciones. Y nuestras acciones conducen a nuestros resultados. La forma en que usamos las palabras es uno de los mejores indicadores de nuestras creencias. 

 

Ciertas palabras predicen la probabilidad de que alguien sea proactivo o reactivo, positivo o negativo, responsable o culpabilizador. Si tomamos la decisión consciente de administrar nuestro lenguaje, puede tener un gran impacto en nuestra forma de pensar y, a su vez, en nuestro éxito. Aquí están algunos ejemplos.

 

1. “Lo intentaré” vs. “Lo haré”

 

Las personas que abusan de la palabra “intentar” rara vez hacen mucho y con frecuencia se dan por vencidos. Es casi como si estuvieran haciendo planes prematuramente para fracasar.  Si realmente quieres lo que sea, entonces di “lo haré”. Al hacer este pequeño cambio en tu lenguaje, envías señales a su cerebro de que hablas en serio y es infinitamente más probable que harás lo que sea necesario.

 

  • Si dices: “Intentaré comprar un pantalón esta semana”
  • Prueba esto: “Este viernes, después del trabajo, iré a comprar un pantalón”

 

2. “Tengo que” vs. “Quiero/Elijo que”

 

Cuando decimos que “tenemos” que hacer algo, lo que en realidad estamos diciendo es que no queremos hacerlo, sino que sentimos que debemos hacerlo. Sin embargo, cuando elegimos ver nuestras tareas diarias como una bendición en lugar de una maldición, algo cambia para nosotros. Sentimos un sentido mucho mayor de propósito y alegría en nuestras vidas. Se nos recuerda que somos afortunados de tener una casa que limpiar o un trabajo que nos pague en primer lugar.

 

  • Si dices esto: “Tengo que botar la basura… qué pereza”.
  • Prueba esto: “Quiero botar la basura pronto para ver mi habitación/depto/auto/casa limpia”

 

3. “No puedo” vs. “Yo puedo”

 

Primero y súper importante: no digas “no puedo” si nunca lo has intentado.

 

Cuando decimos que no podemos hacer algo, lo que en realidad estamos diciendo es que no somos capaces de hacerlo… ya sea por miedo, vergüenza, flojera, etc. Y eso constituye una creencia limitante. Lo recomendable es enfocarnos en lo que es posible, en lugar de pensar en lo que no lo es, lo que abre un camino de apertura y abundancia.

 

  • Si dices esto: “No puedo correr 5k… ¡me muero de cansancio!”
  • Prueba esto: “Yo puedo correr 200 metros y eso es lo mejor para mí en este momento… luego correré 205 metros, y así”.

 

4. “Deberías” vs. “Podrías”

 

Somos rápidos para decirle a la gente lo que debe o no debe hacer, y muchos de nosotros hacemos esto antes de obtener suficiente información sobre nuestro oyente y sus intereses, metas y sueños; simplemente aconsejamos a las personas sobre la base de nuestros propios paradigmas. Si realmente deseas comprender a los demás, siempre es mejor presentar posibilidades en lugar obligaciones, que es como sonaría un “debería”. De esta forma, dejamos en claro que respetamos su autonomía y libre albedrío.

 

  • Si dices esto: “Deberías ir al gimnasio si quieres mantenerte en forma para el verano”.
  • Prueba esto: “Podrías considerar comenzar alguna actividad física si te preocupa tu salud; también podrías visitar algún especialista y así te mantengas en forma todo el año, no solo en verano”.

 

Busca los momentos en los que caes en estas cuatro trampas, y te prometo que no solo mejorarás tus relaciones con quienes te rodean, sino que también mejorará la relación contigo mismo.

 

Fuente: Entrepreneur